Evolucionando
Muchos han sido los cambios sufridos en la Semana Santa castellana, y en la palentina en particular, en los últimos años. Hace tiempo eran pocos, digamos mejor menos, los pasos que procesionaban en nuestra calles y casi todos lo hacían en carrozas sobre ruedas, inicialmente en chasis artesanales provenientes de carromatos rurales; habían pasado los tiempos en que todos los pasos se portaban a hombros en sencillas parihuelas, en ocasiones por personas contratadas a tal efecto, limitándose los cofrades a portar las imágenes titulares; la crisis de las cofradías con la disminución del número de cofrades en sus filas originó que dichos pasos fueran portados “a ruedas”. En los años 70 y 80 del pasado siglo, eran la excepción la urna del Santo Sepulcro con el Yacente y las andas del Jesús nazareno “el viejo”, tras haber dejado de procesionar en andas la Santa Cruz de la cofradía de la Vera Cruz. Casi todos los pasos, pues, dependían del tiro, externo o interno -por dentro de la carroza-. Algunos recordamos la impresión al paso marcial de marcha de los cargadores del Santo Sepulcro llevando al Yacente, entonces menos iluminado, por una Palencia, entonces también menos iluminada.
Con el tiempo, crecieron el número de cofrades y los pasos en la calle. Y la iniciativa penitente puso muchos de ellos sobre varales cargados por fuera sobre los hombros de los propios cofrades. El enorme tamaño y peso de algunos pasos obligaron a que algunos de los nuevos fueran también sobre ruedas, en carrozas diseñadas al efecto, con sistemas de elevación y descenso para superar obstáculos.
El estilo de carga de pasos en nuestra ciudad sigue siendo el tradicional palentino, a un hombro, en ocasiones con un único grupo de cargadores (tanda) en toda la procesión y otras veces, en andas de menor tamaño formando varios grupos de cargadores que van alternándose durante la procesión para portar el paso. Sólo un paso en Palencia va a costal, al estilo sevillano, el de la Hermandad de la Sentencia.
Así pues hoy nos encontramos con más pasos que se cargan y con más pasos grandes de mucho tamaño y peso que van a tiro. En cualquiera de los dos casos se requiere y se valora la entrega y el esfuerzo penitente de los hermanos cofrades para sacarlos a la calle.