Texto íntegro del preámbulo de los Estatutos de la Cofradía
«Se hace necesario caminar, mirar hacia delante, progresar sin perder de vista lo que somos, la herencia que asumimos y la que dejaremos a futuras generaciones. Como personas nacimos o nos integramos en una Iglesia Católica Apostólica y Romana, madre y maestra, germen e inicio del Reino y de ella participamos como tantos cristianos, hombres y mujeres a lo largo de más de veinte siglos, que vieron en ella la comunión con el Padre, fuente y origen de todo, con el Cristo y el Espíritu Revelador.
En el seno de esta Santa Iglesia se generó nuestra herencia de hermanos de esta Cofradía que, desde hace casi seiscientos años, quiso erigirse como un puente, una manifestación más de la verdadera fe de la que participamos.
Fue en mil cuatrocientos siete cuando se constituyó la Archicofradía de las Cinco Llagas de San Francisco, según consta en los documentos custodiados en el Palacio de la Cofradía. Ya en mil quinientos diecisiete existía la Cofradía de San Juan Bautista. Posteriores hermanamientos con la Cofradía de la Quinta Angustia, la Venerable Compañía del Santísimo Cuerpo de Jesucristo y la Cofradía de la Caridad de los Pobres Presos de la Cárcel culminaron en la definitiva unión bajo el nombre Santo Sepulcro en mil novecientos trece. Seis siglos, por tanto, de fe vivida bajo el patronazgo del santo precursor y del reformador de Asís. Seiscientos años de devoción a María bajo la advocación su Quinta Angustia y como Virgen Dolorosa, recordando al Señor en su entrada en Jerusalén a lomos de “la Borriquilla”, acompañando al Cristo del Perdón, escenificando y procesionando el descendimiento de la cruz y mostrando su cuerpo lacerado por las calles de Palencia dentro de su Santo Sepulcro.